27 septiembre 2012

La violación de los diques democráticos/Ultimas observaciones sobre la condescendencia


La violación de los diques democráticos/Ultimas observaciones sobre la condescendencia

Por Conrado Yasenza*

Ya no voy a debatir ni polemizar más sobre la preminencia en la organización y en la manifestación misma de los cacerolazos del Jueves 13 de Septiembre (y del que se está gestando para los próximos días) de lo que se ha denominado en muchos de los artículos que se han escrito en estos días – incluyendo un par de mi autoría – clases medias altas-medias. Sólo haré una última intervención. Un grave hecho ocurrió el jueves pasado: Se quebraron  algunos diques democráticos de igualación, de ampliación, de concordancia. En la marcha de los “indignados” (Indignados! los que manifestaron por consignas-frase que no voy a repetir, y no por la pobreza del hambre, que es la pobreza de los niños nacidos bajo la sombra de la muerte, criados en la humillación y el olvido de la segunda década infame, los noventa menemistas) se expresó claramente, y quien quiera abrir los ojos y ver, verá, que la idea de igualdad que se profesa es aquella que no afecte ni siquiera de modo tibio, reformista, a ciertos privilegios de clase. Si, amigos, y no tanto, aunque les suene extemporáneo, talibán o lo que deseen, intereses de clase. No hay otra definición para lo que dijo esa “clase media” el jueves pasado y lo que se apresta a decir. Allí hubo odio, en mayor o menor grado, hubo deseos de muerte, ansias del crimen que se ha decidido aceptar, a pesar de todas las condenas escritas y escuchadas. Y con el odio y el crimen no hay posibilidad de concordancias, no hay consensos republicanistas que valgan. Y hay que decirlo de una vez: Es inadmisible dale cierta legitimidad a aquello que está ligado al odio y a las cercanías periféricas de la muerte y el crimen. Hemos atravesado la más horrible de las dictaduras vividas en el país como para aceptar “arreglos” con quienes han violado ese límite. El arreglo, la concordancia, la amabilidad, la legitimación de esa violación destruye toda la lucha realizada durante años por el respeto y la vigencia de los Derechos Humanos. No he escuchado, en todos estos días, severas condenas a todo lo dicho y gritado en esa marcha organizada desde los sectores sociales que se hayan huérfanos de representación política. Tampoco lo he escuchado en la oposición política – y esta denominación ya es un halago. Alejandro Kaufman lo expresó con claridad y contundencia: “No hay absurdo mayor que la atribución de legitimidad a lo que es inseparable del odio y el crimen. Es como si dijéramos del violador: su demanda de goce es legítima y atendible si la separamos de la violación.” Y esto constituye un error de magnitud: “No hay sectores sociales que quieran volver atrás con eso, no tendría sentido alguno el “Nunca más”, que es necesario porque existe – es plausible, objeto de deseo - el propósito de volver atrás con todo” Y no puede haber condescendencia alguna con las profundas manifestaciones de odio realizadas abiertamente el jueves pasado. Tampoco puede haber condescendencia alguna con las complicidades timoratas que rondaron esa marcha. Toda la labor, la lucha, el esfuerzo, las víctimas, los torturados y asesinados en los campos de concentración clandestinos de la dictadura cívico-militar, todo el trabajo laborioso realizado desde las organizaciones de Derechos Humanos se esfuma rápidamente con la convalidación de legitimidad y la condescendencia hacia esta violación.
No es torpeza, cerrazón o cierta miopía política el enfrentar y reaccionar antagónicamente ante la acción de potencia destituyente y odiante desplegada por esas clases medias altas y medias en la marcha de las cacerolas, que no se detendrá. El kirchnerismo desarrolló experiencias formidables de ampliación del registro de la frontera política: El Bicentenario y Tecnópolis. A menos de un año de Gobierno de Cristina Fernández la respuesta fue la invocación del odio y la muerte, la usurpación del delicado y claro concepto de Dictadura – eso es una violación. ¿Justifican tal violación el cepo al dólar, los serios problemas de transporte, las dificultades económicas ocurridas en el peor trimestre de la economía argentina en nueve años, y como consecuencia de la descomunal crisis del capitalismo financiero internacional, la inseguridad (que nunca fue negada y que es un fenómeno inherente a todas la grandes urbes, aquí, y en el mundo y desde hace años), incluso la inflación – que no está espiralizada y tampoco es producto de una economía planchada, sin producción ni consumo?
Nada lo justifica. No. Nada justifica no sólo el haber estado en la marcha, sino el dónde se estuvo luego y qué se dijo. Y vuelvo a Kaufman: “Es penoso que sectores progresistas pretendan convencernos de que el goce del violador es legítimo en sí mismo, aparte de la violación” Lo que dominó la escena de convencidos e indecisos levemente ofuscados con el Gobierno, y por sobre el dólar y la inseguridad, fue la demanda de No queremos que con nuestros impuestos y dineros se sostenga a vagos que están acostumbrados a recibir todo gratis desde el clientelismo político. Y esto, me pregunto, ¿no quedó claro, no se entiende?
Párrafo aparte merece el contundente golpe simbólico y real asestado hacia los movimientos de Derechos Humanos por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, quien valoró de modo positivo el cacerolazo.

La clase media argentina tiene cien años de historia encima; posee mil cicatrices, heridas, desde Yrigoyen a Perón. Se sintió amenazada con los “cabecitas negras” en 1945; vivó a la “Revolución Libertadora” en 1955. Posteriormente, sus hijos le dieron carnadura a los procesos de lucha revolucionaria armada, fueron revisionistas, plantearon procesos de liberación nacional, de independencia económica; propusieron la lucha contra el imperialismo y en alianza con las clases obreras. Luego, la recuperación democrática con el alfonsinismo, el menemato, y el 2001, vertieron sal sobre aquellas heridas constitutivas. Esto es lo que produjo esas huellas y marcas de una compleja clase media.  
Pero nada de ello, insisto, justifica esa salida y reacción brutales del Jueves 13 de Septiembre último. Que hoy la clase media se sienta irritada y salga soliviantada por reclamos que pueden sonar justos, implica desconocer esa historia e implica, también, que esa misma clase media, compleja y contradictoria, no ha entendido nada de todo lo vivido. Sale furiosa por, como me dijo Nicolás Casullo en una oportunidad, siente que le roban, la despojan, de lo que bajo el imperio del neoliberalismo le dijeron que podía ahorrar, acumular, especular en plazos fijos. Y esta es una salida enceguecida. Y desde esta salida no existen los matices, es blanco o negro. Hay pactos con lo más siniestro de los medios de comunicación. Sigue siendo en la profundidad de su centro, de su corazón, cavallista, defensora del uno a uno; continúa ligada a esa ficción, a esa burbuja en la que vivió durante once años; rechaza los planteos nacionales, anti-imperialistas, los procesos reformistas de ampliación de derechos, y ni que hablar de los desafíos de enfrentar a los dueños del capital nacional e internacional.  Y esto revela una característica cultural, una matriz, una elección y una decisión que se manifiesta periódicamente en el “Que se vayan todos”. Siempre, a lo largo de los procesos políticos sociales ha dicho que se vayan todos y que venga un militar, un papá grande y con autoridad que ordene la Nación, esa Nación blanca y civilizada, que no pisa el césped en sus movilizaciones, que es educada, esa Nación tan bien descripta en la obra teatral “Ala de criados” de Maurico Kartum. Es evidente que hoy no cuenta con el partido militar; sí con el poder económico-financiero de las grandes corporaciones de la comunicación. De alguna manera vuelve a pedir que se vayan todos, y exalta ese rasgo cultural de desprecio hacia la política. Pero han roto esos diques de contención que hasta hace poco tiempo atrás imponían cierto pudor, o vergüenza, para reivindicar un golpe – a través de mini golpes – institucional. Esa barrera, ese límite, es la dictadura, los treinta mil desaparecidos. Y ese dique, y más allá de lecturas complacientes y condescendientes, fue violado durante la marcha de las cacerolas. En esa ceguera, en esa violación de las construcciones culturales trabajosamente elaboradas durante largos años de lucha, puede hallarse una explicación de este fragmento triste, paródico, de nuestra historia reciente. Y ante ello, no comprendo bien aun, las propuestas de condescendencia y legitimación de reclamos que ofenden, hieren, violan toda una trágica, dramática, experiencia de profundo dolor y desgarramiento nacional.
Es el kirchnerismo, es la Presidenta, quienes vienen siendo atacados diariamente, y de las formas más viles, crueles y, no se asusten, criminales. Y es el kirchnerismo el que no ha respondido con violencias de cualquier tipo. Aun así, es el kirchnerismo el que debe dar explicaciones por el descontento de un sector social que ha antepuesto la desmesura, en el mejor de los casos, como reacción a medidas que el Gobierno ha implementado. ¡Cuan leve puede ser, todavía, la Democracia, la construcción ciudadana, en nuestra querida República!


Periodista. Dtor. de la Revista La Tec@ Eñe –Cultura y Política.
www.lateclaene.blogspot.com 

Publicado en El Ortiba, Colectivo Popular de Cultura
http://www.elortiba.org/notapas1439.html



21 septiembre 2012

RAMALAZOS DE LAS CACEROLAS Y EL TEMOR PROGRESISTA


RAMALAZOS DE LAS CACEROLAS Y EL TEMOR PROGRESISTA


Por Conrado Yasenza*
Director de La tecl@ Eñe

Seguimos inmersos en los ecos de la teflonera marcha del Jueves pasado. Pero, y a una semana, la molestia, el malestar no ha cesado. Noto en la prensa oficialista de hoy, en el pensamiento "progresista", un tono que refleja cierto temor, algo de mesura, también de golpe recibido tras el cacerolazo, tal vez alguna inclinación a rever medidas no sólo de comunicación sino medidas económicas tomadas por el Gobierno Nacional en torno al dolar, a las restricciones en la compra de dólares. Y es que las últimas columnas de prestigiosos y respetados periodistas del campo nacional y popular, denotan hoy una fina preocupación por no perder, desilusionar, desencantar, a cierta fracción de lo que se denomina, de modo simple y ligero, clase media; ese conjunto de seres que se siente ofuscado por la inseguridad, la falta de libertad y demás consignas que amenazan con hacerse oír nuevamente. Vamos a aclarar un punto: Sé que hay cosas que fallan y faltan: El transporte, el salario, la salud, la reforma impositiva. Sé que hay que mejorar los discursos y lenguajes. Sé que la creatividad y la fuga hacia adelante en la construcción de más políticas que amplíen fronteras es un desafío, que por otra parte, ha caracterizado al Kirchnerismo.

¿Pero no es demasiado poner bajo la lupa de la revisión y la duda todo lo realizado desde el gobierno por una marcha numerosa, cuantiosa, que no hay que desestimar, pero que tampoco es representativa de la mayoría de la sociedad, que no es toda la sociedad, y menos toda la sociedad trabajadora? ¿Cuántos son los que viven pensando en el dolar? ¿Un 15 por ciento de la población? Yo viví en el 2002 con el 60 por ciento de mi sueldo en Patacones, y sentí algo parecido a lo que es ser un kelper en tu país: Negocios con el cartelito que rezaba: "No se aceptan patacones", y yo con el 60 por ciento de mi salario en billetes del Estanciero. No hace mucho de esto.

La Inseguridad y el centrismo porteño 

¿Creen algunos cronistas que en Lanús, por ejemplo, como leí hoy, no existen representantes de esa clase media que se mira en el espejo de sus inmediatas superiores, que cacerolean también por el dolar, la inseguridad y todos los clishes propalados a diario desde los medios? ¿O piensan que sólo el centro y sus luminarias poseen esas complejidades de clase? ¿Es tan sorprendente comprobar que en el conurbano bonaerense suceden los mismos fenómenos sociales, ocurren las mismas tensiones políticas y de clase, que en la CABA?

¿El Gobierno se debe ver forzado a rever políticas implementadas, considerar minidevaluaciones que importen el tipo de cambio del dólar, ceder a las presiones de sindicalistas descontentos por las pugnas del poder (está bien, acepto la cuestión no menor del mínimo no imponible, claro); por esta marcha de un sector que, sigo sosteniendo, responde a herencias ideológicas, profundamente antiperonistas, y hoy ya profundamente antikirchneristas, que cosntituye desde hace un largo rato una poderosa matriz cultural?

Y sigo con las preguntas. ¿El gobierno no viene analizando y proponiendo políticas de más ampliación de derechos más allá de las marchas de un sector minoritario?

¿Y aquellos que estuvieron en la marcha pero no comparten el todo de esas feroces manifestaciones, preocupan tanto, es imperioso no ofenderlos y coptarlos para la causa? Me dirán que si se quiere construir hegemonía es necesario, sí, tanto como ganar metros en la diaria batalla de posiciones o trincheras culturales. ¿No se manifiestan siempre del mismo modo: "Me gusta la Ley de Género o el Matrimonio Igualitario pero no se metan con mis dólares, o con mi libertad de viajar o expresarme"? ¿No son franjas muy maleables y susceptibles al pensamiento pre-digerido vertido por los medios, y hasta no revelan un profunda pereza intelectual para informarse? Vamos, no hay un regodeo en la ignorancia allí, en la ignorancia política que es una falta de responsabilidad ciudadana. Después de todo, informarse implica hoy eso: un responsabilidad social que supone un mínimo de esfuerzo por el análisis de lo que se lee o escucha.

¿Esos sectores medios, por momentos progresistas, por momentos snobs, son responsables a la hora de formarse una opinión, de buscar información, de perforar el sentido común? ¿Hay que estar tan pendiente de estas manifestaciones, y me pregunto, más aun: ¿Es casual la realización de esta marcha del teflón ante la proximidad del 7 de Diciembre, y cuando el Gobierno anunció el aumento de la AUH? ¿No es eso una reacción que discurre entre dos paradigmas en pugna: el de ciudadanía y derechos vs. el de Consumidor aislado (ombliguista y adolescente: me gusta esto pero esto no porque...) y a-político?.

Y es más complejo todavía, si preocuparnos es la medida de las opiniones: Existe todavía hoy (¡y cómo no!) una gran franja de compatriotas de sectores bajos o populares, que se ven torpedeados a diario desde los medios (mass-medias, cómo se lo extraña a Casullo en estos momentos) con informaciones-operaciones, que no pueden decodificar por falta de herramientas, elementos, que se disolvieron como la espuma en la orilla de algún mar con el atentado programado que sufrió el sistema educativo durante el menemato y durante esa parodia de republicanismo que funcionó a base de ansiolíticos: La alianza. Y son esos mismos sectores a los que también apunta el poder mediático-económico para formar sentido, para perturbar y enardecer también. Aquí es donde se ve claramente reflejada la necesidad de más Estado, de más políticas públicas, de mayor y mejor calidad en la educación pública.

Creo sinceramente, que el Gobierno esta trabajando, analizando, elaborando políticas más allá de los caceroleros y sus marchas por venir. Analiza el panorama pero no puede detenerse en el capricho de minorías reaccionarias que se sienten el país. ¿Deberá seducir nuevamente a esos sectores medios- medios bajos que viven en continuo estado de maduración? Si, quizás, y creo que esto es también analizado por el Gobierno. Pero es una difícil tarea: Nada les será nunca suficiente a estos sectores si no pueden comprar sus dolares (otra terrible matriz cultural: hasta el ´75 nadie ahorraba en dólares), o viajar a Uruguay, o a Europa, o si no pueden sentir que el bien común implica resignar privilegios.

Y hoy escucho a periodistas progresistas recelosos, hablándole a ese sector de clase, no al más atroz y banalmente ofensivo, sino al que siempre está solo y espera, al hombre común y hasta mediocre en su concepción de un país para todos, para las mayorías. Y les hablan desde el eco agridulce que devuelve la experiencia de otroras y recientes tensiones políticas, económicas y sociales; y desde y por la marcha de Jueves último, algunos hasta comparando este cambalache reaccionario con el 2008, y hasta con el 2001!. Con lo más visibilizado en su horror todo es fácil, sencillo; con las complejidades de la complicidad en diferentes grados, todo es oscuro y es necesario encender la luz de alarma.

Quiero ser piadoso con mi clase, pero hoy no puedo. ¿Cómo no hablar de continuidades históricas, más allá de que los procesos no sean unívocos o lineales? Esa composición aterradora de indecisos en eterna adolescencia y fascistas reaccionarios se hubieran cargado a Cristina Fernández antes de cumplir el año de su segundo mandato, de existir el Partido Militar, o más cerca, de contar con un Congreso como el que dio el golpe institucional en Paraguay. Eso es lo que ocurrió en 1955, y Perón había ganado las elecciones de medio término arrasando! ¿Y? Una minoría con mucho poder económico junto a los útiles de siempre propiciaron y aplaudieron el bombardeo sobre civiles en Plaza de Mayo, y en nombre de la Democracia y en contra de la Dictadura y Tiranía.

Ahora bien: ¿Constituye esta preocupación un giro regresivo o un revisionismo histórico extemporáneo sobre el peronismo?. No lo creo. Son matrices culturales profundamente arraigadas en nuestra sociedad, que hay que desarticular. Y más aún, matrices reafirmadas con la instalación del paradigma neoliberal consumista de los ´90 vigente todavía, lo cual, a su vez, se transforma en un problema económico ya que como lo expresó John William Cooke , la economía no ha sido nunca libre. O se la dirige y controla desde el Estado, y en beneficio del pueblo, o la manejan los monopolios en perjuicio de la Nación.

*Periodista

17 septiembre 2012

Crónica de una noche agitada: La derecha y el teflón.

Crónica de una noche agitada: La derecha y el teflón*

Los cacerolazos ocurridos el Jueves 13 de Septiembre, en Plaza de Mayo y en distintos barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (sumado a Mendoza, en donde la concurrencia fue cuantiosa) merece un análisis profundo, y constituiría un error desestimar su número y contundencia. 

(Digresión al caso: Atravesé la ciudad para asistir a un programa de radio, y pude ver como por cada bocacalle y en confluencia hacia las Avenidas más importantes de Buenos Aires, brotaban en cantidad importante los caceroleros)

1) El cacerolazo no fue espontáneo. Toda la semana hubo una profusa actividad de mails y arengas en las redes sociales convocándolo. Junto a la convocatoria desplegada viralmente, Eduardo Amadeo y el Peronismo de Derecha (el que Julio Bárbaro describe como " los que no se fueron de la Plaza") sumaron esfuerzos para aportar "gente" y militantes a la causa del teflón.

2) El panfleto llamando a "El Cacerolazo", contenía una serie de frases-consigna-slogans huérfanos de argumentación. Además, el libelo fue una sucesión de falacias idénticas a las que todos los días Carín, La Nación y sus satélites periféricos, propalan y transmiten incansablemente. Las más mentadas: la inseguridad, la falta de libertad de expresión, el control sobre "sus" dólares ( o sobre la posibilidad de adquirirlos), el autoritarismo del Gobierno Nacional, y algunas bien descriptivas del contenido de clase: "con nuestros impuestos le pagamos la AUH a los vagos"

3) La concurrencia fue variopinta, heterogénea, es cierto. Pero no menos cierto es que en esas caras de ira, en esos ojos enfurecidos, subsiste un odio histórico. Y ese odio tiene un nombre: Peronismo. Y , más precisamente, hoy Kirchnerismo. Los hechos no son lineales ni unívocos, pero la reacción a la ampliación del paradigma de ciudadanía en contraposición al de consumidor, es lo que hace intolerante para las capas medias-altas y medias, la irrupción y continuidad del Kirchnerismo. Y este odio a todo aquello que huela a popular, a justicia social, a políticas que se dirijan a los sectores más desprotegidos y olvidados (y hasta aun no incluidos), revela un hilo de continuidad histórica en relación al desprecio profundo, visceral, de clase, que los sectores de la burguesía, las clases dominantes del poder fáctico, real, y aquellos que siempre buscaron reflejarse en ese espejo que deforma pero engaña, sienten por lo popular, por el goce deseante de los populismos nacionales, y por los procesos sociales y políticos que abrazan y protegen a los sectores más débiles. 
De todos modos, el hecho es aun más complejo, porque ayer también se sumaron al teflonazo, sectores populares que han sido cooptados por la maquinaria contundente de los medios de desinformación. Además, claro, de la propia complejidad del Peronismo: Allí estuvo Eduardo Amadeo, con camión y música de Jairo, alentando a tomar el Palacio de Invierno (en una paródica inversión de las tragedias que, da la sensación, amenazan cíclicamente a nuestro país).

4) La reacción de la restauración conservadora no debe ser desatendida ni por el Gobierno, ni por los militantes orgánicos, ni por quienes adhieren a este proyecto nacional y popular. Las derechas no descansan; sólo se repliegan para aunar fuerzas y dar el zarpazo cuando las condiciones objetivas así lo disponen. Se arropan con pieles de cordero para ocultar todo el horror de su fiereza contenida. 
El paisaje variopinto, y hasta por momentos patético (hubo allí burdas danzas que hacián confluir cierto espíritu murguero con una reminiscencia pop a lo Woodstock, con mujeres bailando en corpiño y otras yerbas que los periódicos buscaron como dato de color) todavía no ha sido cohesionado, pero las fuerzas de la reacción conservadora, junto a los medios con posiciones dominantes para quienes cada vez está mas cerca el 7 de Diciembre, trabajan para encontar la figura que los aúne, que agrupe a la manada de lobos ofuscados por la pérdida de privilegios. Y este no es un dato menor. 

En otros párrafos hacía referencia a ciertas continuidades en la línea del espacio-tiempo histórico: Bien, la derecha burguesa, oligárquica, imbuida de racismo y odio, subsidiaria de la Ley de Enfiteusis, de los exterminios de los pueblos originarios, de las masacres de 1909 ( Semana Roja); de la masacre de los trabajadores en 1919 ( Semana Trágica), de los asesinatos de obreros rurales en La Patagonia en 1921, de los bombardeos a Plaza de Mayo en 1955, de la complicidad para instaurar en toda la República la más sangrienta dictadura cívico- militar en 1976, que asesinó, diezmó e instaló un régimen económico abierto a los mercados, que se consolidó en lo ´90 con el menemato, digo esa derecha, que llama a sus cruzados de clase y azuza a aquellos seres tomados por el temor, por la pereza intelectual - seamos francos, supina ignorancia - y por perspectivas de índole individual,
(paradigma consumista), esa derecha, la de ayer y la de hoy, es la que tiene por fin último y objetivo claro, destituir a la Presudenta Cristina Fernández de Kirchner, presidenta elegida por el voto popular -55 por ciento - en elecciones libres y democráticas. Presidente Mujer, potente, atractiva, inteligente y decidida en sus convicciones de ejercer con autoridad el poder político. 
No acudirán las derechas a las antiguas modalidades del Golpe de Estado, pero tienen otros elementos de poder con los cuales intentarlo seriamente: El Poder Económico Transnacionalizado, la poderosísima acción destituyente de los medios con posiciones dominantes, que además son socios del poder económico trasnacional, y la complicidad de sectores privilegiados.

(Digresión dos, y ¿dudas?: ¿Algunos de los que ayer golpeaban su cacerolas y tocaban las bocinas de sus automóviles, votaron en Octubre de 2011 al a Presidenta? Es posible. Las evidentes mejoras económicas, y quizás en menor medida, algunas políticas puntuales de ampliación de derechos, hayan inclinado al votante indeciso por Cristina. Pero el paradigma es el de Consumidor, y ese paradigma no asimila el concepto de ciudadanía y bien común. El hecho contundente que revela esta afirmación es el descontento que generó el control a la compra de la divisa norteamericana para ahorro. "Se metieron con mi bolsillo, con mi dinero, con mis dólares. Esto no es Cuba ni Venezuela" afirma el ombliguista medio indignado. ¿Podrá el Kirchnerismo seducirlos en la elecciones de medio término y hacia las presidenciales del 2015? Este cronista no puede afirmarlo, pero sí sospechar del maleable y cambiante humor de ciertos sectores poco interesados por las políticas que tiendan a buscar el bienestar común, y en comunidad.

Lo dije en otras columnas, y no creo que sea redundante remarcarlo: La situación es compleja, difícil, muy parecida a la vivida en 2008 con la rebelión del agro-power. La derecha reaccionaria y fascista siente que cobra nuevos bríos, que ciertos inconvenientes económicos sufridos por nuestra economía, y como coletazo inevitable de la peor crisis del capitalismo financiero, generan aquellas condiciones objetivas para volver a intentar la destitución. 
E insisto, es demasiado lo que está en juego: Nueve años de políticas sociales reparadoras y transformadoras de la vida del pueblo, y todo lo que aun falta por hacer en esa dirección. No debemos menospreciar la capacidad de daño de esta derecha que parece aletargada, dormida, agazapada, hasta que encuentra el momento justo, oportuno, para dar el golpe, el temible y desgarrador zarpazo (mientras disfruta con su sonrisa de hiena).
Dependerá del Gobierno Nacional hacer el mejor y más acertado de los análisis sobre la hora y la situación.
Y de nosotros dependerá el compromiso para defender un proceso político democrático, popular, libre, feliz, deseante, que hoy se encuentra acechado por las oscuras e históricas fuerzas de la reacción fascista y antidemocrática.

Conrado Yasenza.


Periodista. Dtor. de La Tecl@ Eñe – Revista de Cultura y Política www.lateclaene.blogspot.com

15 septiembre 2012

Allende, Fidel y el sueño de una Revolución.

Allende, Fidel y el sueño de una Revolución* 

Por Conrado Yasenza**


Realmente una posibilidad extraordinaria la que nos brindó la TV Pública, de escuchar y ver, el miércoles 12 de Septiembre, la histórica conversación entre Salvador Allende y Fidel Castro en su visita (que se extendió por tres semanas) a Chile, en noviembre de 1971. Da mucha bronca observar - y esto dicho con la humildad de un compatriota latinoamericano - cómo la derecha imperialista y oligárquica es la clase dominante, desde el golpe de 1973 y hasta nuestros días, en el hermano país trasandino, y luego de tanta sangre derramada y no redimida. El Presidente Sebastián Piñera no propició acto alguno de homenaje por el 39° aniversario del asesinato de Allende pero sí se promulgó años atrás en contra del juicio que llevaba adelante el Juez Garzón contra el dictador Pinochet; en el Estadio Nacional, el mismo 11 de Septiembre pero de 2012, se jugó la fecha FIFA de las eliminatorias para el mundial de fútbol de Brasil, y el minuto de silencio fue para quien la voz del estadio anunció como el mejor arquero de la historia del fútbol chileno. Un 11 de Septiembre, parecido a una afrenta: Se podría haber utilizado otro estadio (todos sabemos el gran campo de concentración, tortura y exterminio en que se convirtió el Estadio Nacional con la dictadura del asesino Pinochet)



Vuelvo a rememorar fragmentos de la conversación entre Allende y Fidel, y no puedo dejar de escuchar con cierto dolor - y es relativamente fácil decir esto pasados lo años y no frente a aquel momento histórico trascendental-, las palabras llenas de convicción pero algo confiadas de quien dio la vida por el pueblo, por su mandato y por Chile Socialista y Revolucionario: Allende afirmaba estar seguro del profesionalismo del Ejército Chileno para no alterar el proceso revolucionario iniciado por la Revolución Socialista, y hasta para defenderla, y sostenía también con imprescindible convicción que la revolución ya no sería detenida por ninguna reacción fascista. Las entiendo, a pesar de cierta tristeza que confirmó el devenir histórico de los hechos, como palabras necesarias, sumamente necesarias, en ese momento en el que Chile ya afrontaba inmensos obstáculos – seamos precisos, amenazas - internos y externos; declaraciones admirables y valientes del Presidente Allende, la voz de la convicción habitaba en ese hombre de enorme altura ética y moral. Los enemigos eran claros, y los conocía: La oligarquía chilena, las clases medias privilegiadas, los medios de comunicación (El Mercurio todos los días horadando la credibilidad de la Revolución Socialista), y los sectores, vastos sectores de analfabetos dominados por el hambre y el miedo inoculados desde el poder real de las oligarquías y los medios de comunicación. 



Fidel, mientras, y con sutil humildad, advertía acerca del peligro anidando en la reacción fascista de los sectores medios y altos, que intentarían la contra-revolución o en forma pacífica o de modo violento, como efectivamente ocurrió. Admirable la visión y capacidad de análisis de Fidel de la reacción fascista en las sociedades burguesas; esa reacción siempre latente en sus sectores medios privilegiados y racistas, en el poder de los medios de comunicación para instalar el caos y el desánimo entre la población más susceptible, la cómplice en su pereza intelectual y la desposeída de toda herramienta y en las alianzas de esos mismos medios de comunicación con el poder imperial de los Estados Unidos de Norteamérica, país que ya operaba junto a sus esbirros internos para producir la contra-revolución a la Revolución Socialista por las Urnas en Chile. 



Bien vale detenerse en ese pasaje de la charla para advertir lo que aquí se informó cuando Allende fue asesinado: el diario La Nación tituló "Triunfó la Revolución en Chile. Murió Allende" Toda una declaración de la hermandad de las oligarquías y factores reales de poder en el continente suramericano en aquellos agitados y esperanzadores años setentas. 



Lo que vino luego es conocido en su dimensión de espanto inimaginable: Horror, muerte, tortura, desapariciones, laboratorio para los ensayos económicos del capitalismo salvaje (con el asesoramiento del terror salvaje e inhumano para llevar a cabo la tarea); eliminación de las organizaciones sindicales y estudiantiles, desocupación, indigencia, y como resultado de todo ello, un Chile exclusivo y bondadoso para unos pocos elegidos, modelo que en los ´90 se nos expondría como el ejemplo a seguir. 



Pero la esperanza renace en Chile, a pesar de la falta de Juicio y Castigo a los Criminales de Lesa Humanidad, y pesar de su Presidente y las fuertes fuerzas de la derecha reaccionaria. Surgen figuras jóvenes reivindicando la memoria del Chile Socialista y Revolucionario, el Chile que fue la vía de la esperanza para un continente que no podía seguir esperando para nacer. Allí está Camila Vallejos y todos los jóvenes que ojalá estén pujando para que esta era de unión latinoamericana esté pariendo un nuevo corazón.



*Publicado en El Ortiba, Colectivo Popular de Cultura http://www.elortiba.org/notatapa24.html y en el futuro  http://www.elortiba.org/notapas1409.html


**Periodista. Dtor. de La Tecl@ Eñe, Revista de Cultura y Política  www.lateclaene.blogspot.com