Por Conrado Yasenza
Compañeros periodistas y no: A revisar las teorías. Refutamos a
fines de los ochentas, y al calor de otras nuevas teorías, a los cientistas
sociales que elaboraron sus formulaciones teóricas e investigaciones sobre el
poder manipulador de los medios de comunicación. Ya acontecidos el 13 S y
esencialmente el 8N, vemos hoy la profunda identificación de los manifestantes
caceroleros con los tópicos esgrimidos por, por ejemplo, Jorge Lanata, y desde
las usinas de Clarín y TN. Identificación que, en un contexto de potente
confrontación de los medios masivos - Grupos Económicos- con el Gobierno
Nacional, refuerza el nexo entre tópicos y manipulación. Los medios disponen,
amplifican y reiteran su batería de ideas fuerza hacia los sectores sociales
que, deseantes de ese escaso pero necesario alimento argumentativo, luego, y
sin que medie proceso crítico alguno de apropiación y re-elaboración, repiten
quizás hasta en un proceso de orden inconsciente. Entonces, y para volver a
aquellas teorías que refutaron a las de los años 60 y 70, ¿En dónde podemos
observar esa decodificación del mensaje por parte del receptor que lo hace suyo
en un interesante proceso de resignificación? ¿Dónde percibimos la
re-elaboración de esos mensaje propalados hasta el hartazgo por los medios
masivos? Aquellas ideas centrales de Mc Luhan, "Somos lo que vemos" y
"Formamos nuestras herramientas y luego éstas nos forman", nos siguen
interpelando con relación a la máscara de la mediatización en donde mensaje y
medio funcionan como una unidad que provoca profundas modificaciones en las
culturas y sociedades. Y no quiero abundar en un determinismo tecnológico, pero
creo que deberíamos volver a revisar y estudiar el profundo poder que poseen
los grandes medios tecnológicos, que han desarrollado el Cable e Internet (no
existían cuando Mc Luhan dijo aquello de que vivíamos en la Aldea Global ), para
influir en la producción de sentido común o en la opinión pública; para pensar
si no sigue vigente la idea mediática de lograr que seamos lo que vemos y
escuchamos; para detenernos en la reconsideración del poder que estas herramientas
que formamos o desarrollamos a su vez nos forman. Pudimos ver, para volver a
Cynthia García y su micrófono abierto en el centro de la manifestación
cacerolera, la repetición de esos tropos mediáticos sin reformulación alguna (
aunque Sarlo diga que los manifestantes piensan estos temas antes de concurrir
a las marchas del teflón): " 678 Rocho", "Riesgo país",
"Miedo a la Presidenta ",
" No hay seguridad Jurídica"; "El mandato de Clarín dura 24
horas"; "Vivimos en una dictadura"; " A Hitler lo votaron
las mayorías" ( esta es la más fuerte porque allí anida el huevo de la
serpiente); otras de estigmatización y racismo: "Con nuestros impuestos se
bancan a los vagos"; "Con el dinero de los jubilados se financia la AUH y los Planes". ¿Hay
allí reflexión crítica, reformulación, re-elaboración, apropiación para la
decodificación del mensaje? O es sólo la enunciación sin tamiz del soma diario
que El Gran Hermano, que se halla en todos lados y en todos lo bares, vierte
amablemente en las retinas y oídos del sujeto deseante de ese alimento que lo
confirme en su identificación, en su condición de clase y en su pretensión
arrogante de ser el núcleo mismo de la sociedad toda.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario