El Memorándum de
Entendimiento y una luz de esperanza.
Por Conrado Yasenza*
La discusión que la oposición mediático-política ha establecido en ambas Cámaras Legislativas en torno al Memorándum de Entendimiento con Irán, no está a la altura del debate que debiera darse acerca de un tema muy sensible para la sociedad argentina. Hemos comprobado la falta de información y seriedad en la expresiones verbales y gestuales del senador Ernesto Sanz cuando se refirió a las declaraciones del vocero del canciller de Irán, Ramin Mehmanparast, quien, según Sanz, advirtió que ningún funcionario sería interrogado, declaraciones que el canciller Héctor Timerman refutó aclarando que fue el propio canciller iraní, Ali-Akbar Salehi, quien desmintió esa versión a través de un comunicado oficial
Informarse sobre las complejidades del Memorándum de
Entendimiento con Irán, para quienes no nos dedicamos con especificidad al
análisis del campo de la política internacional, es comprender que el intento de diálogo con Irán
busca procurar justicia sobre la voladura de la AMIA, y no aumentar el flujo
comercial con ese país o cualquier otro interés espurio como una y otra vez
repiten los editorialistas de los medios históricamente dominantes y sus
voceros de la oposición política anclada a los titulares mediáticos. Es
advertir que el país con el que se negocia tiene una densidad
político-religiosa poco accesible para nuestro modelo de sociedad. Irán es
un Estado teocrático y su estructura política depende en definitiva de las
decisiones del Ayatollah Ali Khamenei, situación ésta que torna aún más
complicada la negociación. Entiendo que
el peor de los escenarios posibles sería que los iraníes imputados por la
voladura de la AMIA no se presentaran a la indagatoria (derecho que los asiste)
que realizará el Juez Canicoba Corral en Teherán y conforme al derecho procesal
argentino. Si esto ocurriese se habría perdido esa pequeña oportunidad de
indagar y tratar de hacer justicia, pero esto nunca implicaría un retroceso en
la causa porque la causa está parada, frenada, hace seis años. Y quizás, Argentina
quedaría diplomáticamente en la posición de haber intentado una negociación que
contenía la indagatoria para tratar de impartir justicia, e Irán como el país
que se sigue negando a ello.
Por otro lado, son varias las organizaciones de familiares de
las víctimas que están de acuerdo con hacer el intento, quizás única vía actual
para establecer responsabilidades, culpabilidades, y para obtener justicia. Las
mismas organizaciones se han manifestado abiertamente en contra de la mendaz
utilización política del Memorándum por parte de la oposición política y
mediática, que ya a esta altura conforman una unidad orgánica.
Y una cuestión final: Es discutible el rol de la DAIA y su
presidente Julio Schlosser. Son discutibles también sus intereses políticos
(sabemos que su conducción está integrada por una alianza extraña entre
ortodoxos y reformistas, como el rabino Bergman - por lo menos en las
formalidades). Dentro de ese marco de entorpecimiento de una negociación que
implica una pequeña esperanza de justicia, son conocidas las afinidades
ideológicas de la conducción actual de la AMIA con el ala dura del Estado de
Israel. Si no se negocia no se hace nada, si se negocia, peor, es porque se
está haciendo una utilización geopolítica del tema, o el Gobierno ha cambiado
de posición en materia de política internacional guiado por intereses
comerciales. Lo concreto, y con el mayor de los respetos, es que la DAIA
siempre ha tenido un papel discutible en nuestro país. El periodista Mario
Wainfeld lo expresó claramente: No hicieron demasiado por proteger a los
miembros de la colectividad judía argentina secuestrados y desaparecidos
durante la última dictadura cívico-militar debido a que Israel tenía una
posición de no condena hacia el accionar militar argentino. Y luego, ya en
democracia, tuvieron un presidente que está procesado por encubrimiento en la
causa AMIA, Rubén Beraja, que además fue el titular del banco Mayo, banco que
quebró y por cuya quiebra también está procesado.
Y en la actualidad, asistimos a los vaivenes de su presidente
Julio Schlosser que hasta acusó al gobierno de promover un tercer atentado en
el país. Un dislate y un peligroso acto de irresponsabilidad política y social.
Comprender que el Memorándum de Entendimiento con Irán
constituye una luz de esperanza, quizás mínima pero esperanza al fin, en la
búsqueda de Justicia y condena para los autores de tamaño crimen vivido por
toda nuestra sociedad, implica dejar de lado mezquinos fines electoralistas y
acercarse a las posiciones mayoritarias de las organizaciones de familiares de
las víctimas que desde hace diecinueve años luchan por la memoria de sus seres
queridos y porque sus muertes no queden impunes.
Ese es el fin de esta posibilidad diplomática que el Gobierno
Nacional, en una apuesta audaz y en un momento especial en el que analiza todas
sus acciones pensando en el bien común de nuestra sociedad, busca concretar
siguiendo el camino de Verdad-Memoria y Justicia.
Periodista. Dtor. de la Revista Digital La Tecl@ Eñe www.lateclaene.blogspot.com