04 junio 2006

Entrevista a Alan Pauls


ENTREVISTA A ALAN PAULS

El Pasado o la bóveda del sueño

En esta entrevista el escritor y periodista Alan Pauls, autor de la novela El Pasado (Premio Herralde de Novela 2003), nos ofrece un recorrido por el sendero del tiempo recobrado: el presente. El reportaje aborda líneas clave del pensamiento de Pauls, como también la reflexión sobre las relaciones entre Periodismo y Literatura, y Cultura, Literatura y Editoriales.

Por Conrado Yasenza

Introducción casi innecesaria

Hace unos meses leí la novela El Pasado (Premio Herralde de Novela 2003), de Alan Pauls, y promediando el final del libro experimenté esa extraña y contradictoria sensación - mezcla de ansiedad y tristeza - que produce un libro que nos ha atrapado y que no queremos que concluya. Por otra parte, hacía muchísimo tiempo que no me encontraba con una novela capaz de producir en mi mundo interno, ese profundo y torvo vendaval de sensaciones que sólo las grandes historias creadas por grandes escritores pueden lograr, y del cual es casi imposible salir indemnes. Y también sentí que tenía que entrevistar a Alan Pauls, uno de los escritores argentinos contemporáneos poseedor de una exquisita capacidad narrativa e intelectual. Bien, lo que sigue es justamente eso: la realización consumada de una necesidad que no termina de pasar; el pasado hecho presente.

- ¿Qué implica en su vida, más allá del reconocimiento de la crítica y la premiación, la escritura de El Pasado?

- Casi cinco años de trabajo de obrerito obediente y disciplinado y el descubrimiento de que la obediencia y la disciplina pueden ser la vía de acceso a un extraño limbo de voluptuosidades psicóticas. Una novela que se escribe durante cinco años no es un libro: es un hábitat, un ecosistema entero. Escribiendo El pasado me di cuenta de que la literatura también puede ser un arte ambiental.

- La novela tiene la capacidad de captar física y emocionalmente al lector. Teniendo en cuenta este aspecto, ¿sintió Ud. este compromiso físico- emocional durante la escritura de la novela?

- Depende de qué se entienda por "compromiso físico-emocional". Disiparía de entrada una ilusión stanislavskiana: que yo, como escritor, pasé por los mismo trances que mis personajes, etc. No, no, no. El lunático no siente el miedo que sienten los hamsters con los que experimenta. Pero la barba le crece despareja, le salen placas soriásicas en las piernas, pierde la capacidad de dormir, tiene la impresión de que todos los signos que emite el mundo son señales dedicadas a su experimento y si alguien llega a entrar a su laboratorio fuera de los horarios estipulados puede llegar a perder la cabeza de manera bastante desagradable.

- Quiero decir que luego de leer la novela, uno no sale igual - por lo menos yo; sé que todos los lectores son distintos -. El pasado tiene la posibilidad de producir cambios en el lector; se lee y se siente al mismo tiempo. En ese sentido es que planteo la captación físico-emocional. Puede uno traspasar el campo de la novela y evocar el pasado propio personal y sus derivaciones hacia el presente. Esto no ocurre seguido con las novelas. Recuerdo pocas: Rayuela, Bajo el volcán, Zama, etc. Hecha la aclaración, puede agregar algo a la respuesta.

- Me alegra escuchar eso. No quedar intactos después de leer una novela: ¿no es eso lo que les pedimos a los libros? Me hace pensar en una vieja frase de Kafka: "Un libro debe ser el hacha que quiebra el hielo en nosotros". El hacha que lo quiebra o la experiencia que lo derrite... Esa capacidad de afectar es, creo, la única "eficacia" que estoy dispuesto a reconocerle a la literatura. Y en ese sentido es cierto: yo tampoco salí indemne de la escritura de El pasado. Por lo pronto salí más viejo. Envejecí escribiendo esa novela. Y la novela también puede leerse como el documental de ese envejecimiento

- Al ser una novela que apela a lo evocativo, ¿qué implicancias o derivaciones tiene en Ud. la categoría temporal "Pasado"?

- El pasado es al mismo tiempo lo que no pasa y lo que nunca termina de pasar.

- ¿Es el pasado la proyección de un presente colmado de vacío?

- Creo más bien que es una construcción retrospectiva. Reescribimos nuestras vidas una y otra vez, según los trances por los que pasamos, las personas con que nos encontramos, los lugares en los que nos descubrimos. Pero, aunque alguna predomine, todas las versiones coexisten.

- ¿Podría afirmarse que dentro de la trama la elaboración de conceptos forma parte de la argumentación?

- No entiendo bien la pregunta. Malentendiéndola, diría que como escritor me interesa narrar con ideas tanto como con personajes, y que un problema conceptual es para mí un material narrativo tan estimulante como cualquier conflicto aristotélico.

- Me refiero a que al leer la novela sentí que junto al desarrollo de la trama argumentativa surgían ideas-concepto que se complementaban con la argumentación. A saber: la noción de los cuerpos y las conductas con relación al espacio y el tiempo (las épocas); la vinculación entre arte y enfermedad; el cruce entre sexo y desamparo; el miedo y el terror al miedo; la antinomia inercia-cambio, y la dura metáfora del amor desangrado por el tiempo.

- Bueno, sí: no sé si darles categoría de "conceptos", pero son temas, líneas, materiales de trabajo que se repiten en mis libros. Tal vez lo específico en El pasado y, en general, en mi trabajo literario, sea el tipo de tratamiento que les doy: un tratamiento doble, que destila al mismo tiempo una dimensión narrativa y otra reflexiva, analítica, etc. Hay muchos escritores que son sensibles a las "historias"; yo sólo soy sensible a una historia si puedo detectar en ella esa especie de doble fondo donde acecha un dilema conceptual, un problema filosófico, cualquier drama que ponga en juego ideas, lógicas, concepciones del mundo, etc.

- ¿Existe una función curativa, y por lo tanto reparadora, en el acto de escribir?

- Escribir es, en el mejor de los casos, multiplicar las capacidades, los sentidos y los órganos. Tener dos cerebros, dos narices, dos sexos, dos memorias... O más. Es más bien una especie de fábrica de prótesis. Pero no estoy seguro de que esa multiplicación tenga efectos terapéuticos.

Literatura y Realidad

- ¿Qué relación existe en la actualidad entre periodismo, literatura y cultura?

- No sé. Supongo que en términos generales todo tiende a fundirse en un mismo magma, el magma de la información, pero mi trabajo ?casi más allá de mi voluntad? apunta más bien a fortalecer zonas de autonomía. Parafraseando a Godard, yo diría que la cultura es la regla y la literatura es la excepción. Y como la regla siempre quiere destruir a la excepción, yo escribo para que la excepción resista.

- ¿En qué medida la realidad se hace presente, se filtra, a la hora de escribir una novela? ( En El Pasado existen guiños alusivos a la realidad)

- No creo que la realidad esté "afuera" de los libros ni ?por lo tanto? que "se filtre". Creo que los libros son realidad, realidad pura, tan pura como la miseria o el narcotráfico o el terrorismo o la violencia urbana.

- ¿Cuál es para Ud. la relación existente entre literatura y mercado? ¿Existen historias y públicos definitivamente determinados por esta relación?

- Me pasé gran parte de mis años de "escritor joven" padeciendo esa pregunta e improvisando formas más o menos ingeniosas de contestarla. Ahora que soy un decrépito prematuro creo que puedo aspirar directamente a ignorarla, ¿no?

- Como no. Me interesaba esta pregunta debido a que las grandes editoriales son extranjeras, lo cual en nuestro país hace un poco difícil el acceso a la lectura de determinadas novelas y muy fácil la llegada a otras. Y esto tiene que ver con un tema: a qué tipo de lecturas puede acceder el lector de un país como la Argentina, o cualquier otro de América Latina.

- El panorama es raro. Al menos no es tan homogéneo (ni tan unívoco) como pareciera, ¿no? El avance de las grandes corporaciones multinacionales de la edición es una evidencia flagrante, pero también hay resistencias: editoriales chicas pero activas, flexibles, preocupadas por definir catálogos de riesgo y abrir alternativas en el horizonte literario. Pienso en Viterbo, en Adriana Hidalgo, en Interzona, en El cuenco de plata, en Vox, incluso en experiencias como Eloísa Cartonera. En rigor, me preocuparía menos por el paisaje editorial, donde siempre aparecen excepciones, que por el paisaje mediático: ése es el verdadero pozo ciego de la cultura argentina. ¿Qué es estar en manos de una editorial como Planeta comparado con leer la cultura a través de los ojos de un medio como Ñ?.(N de R: Revista Cultural del Diario Clarín)

- ¿Goza de buena salud la literatura latinoamericana en la actualidad, o en realidad, y como afirma Roberto Bolaño, la literatura latinoamericana es Isabel Allende, Luis Sepúlveda, Ángeles Mastretta y otros?

- Yo, como lector, no puedo quejarme. Por fin hemos enterrado los dogmas mágico-progresistas del boom y ya podemos dedicarnos a obras tan excéntricas y plurales como las de Mario Bellatin, Fernando Vallejo, Rodrigo Fresán o Sergio Chejfec.

- ¿Coincide Ud. con la idea de que en nuestras sociedades no existe ocio más allá del consumo, lo cual origina una gran sensación de aburrimiento y vacío?

- No.

- Perdón, pero podría ampliar la respuesta, ¿por qué no?

- La pregunta supone que hay algo homogéneo llamado "nuestras sociedades" (habría que ver qué se quiere decir con eso) y que uno de los rasgos que las homogeneiza es el spleen del ocio consumista, una manera de matar el tiempo más propia de sociedades opulentas y estables que de geologías volcánicas como la Argentina. Francamente no creo que el vacío y el tedio sean problemas argentinos.

- Para finalizar, ¿se puede hacer una lectura de El Pasado como la evocación del amor signado por el mal de la época: el desgarro que produce el horror al vacío?

- Se puede, claro, pero no sé si contaría con mi adhesión.

- Otra vez, y perdón por la insistencia, pero la repregunta me tienta: ¿Por qué no contaría con su adhesión la formulación anterior?

- Porque no coincido con su diagnóstico de época. No creo que nuestro mal, si es que hay uno, sea el vacío. Lo lamento por Gilles Lipovetsky (cuyas elucubraciones, dicho sea de paso, por fin encuentran en Buenos Aires el marco pragmático que siempre habían codiciado: los seminarios de publicidad y marketing). El pasado es una novela sobre las ruinas de una pasión amorosa; es decir: sobre esos restos que impiden que podamos afirmar de algo, de cualquier cosa ?un amor, una época, un país, una pesadilla, que "ha terminado".

Octubre de 2004
Por Conrado Yasenza

Breve perfil de Alan Pauls
Alan Pauls nació en Buenos Aires en 1959. Además de escritor es periodista: trabaja actualmente en Radar, suplemento literario dominical del diario porteño Página 12. También se ha desempeñado como Secretario de Redacción de la Revista Página 30. Es crítico y guionista de cine ? su última participación como co-guionista fue en el film ?Vidas Privadas?, de Fito Páez. Ha sido profesor de teoría literaria. Tiene publicados tres libros de ficción: El pudor del pornógrafo, El coloquio y Wasabi, que serán reeditados por Anagrama este año. También ha publicado ensayos, entre ellos, El factor Borges.

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